Plantas, jardines, parques, paisajes y medio ambiente


QUÉ LE DIGO YO A SEVILLA QUE NO LE HAYA DICHO NADIE. Aurora Baena Luque

QUÉ LE DIGO YO A SEVILLA QUE NO LE HAYA DICHO NADIE.

“Que le digo yo a Sevilla que no le haya dicho nadie, le diré que quiero ser palio en su Semana Santa para recorrer sus calles, farolillo de la Feria o clavelito del Parque”… Así dice la letra de una versión de la famosa sevillana. El otro día paseando por Sevilla se me vino a la cabeza esta letrilla. Mucho se ha hablado y se sigue hablando de los parques de Sevilla, de los árboles de Sevilla y quizá parezca que ya está todo dicho, pero no.

Qué sería de esta ciudad sin sus avenidas arboladas, sin sus parques, sin sus calles llenas de árboles. Es Sevilla una de las ciudades donde más se necesitan árboles, donde más se desea su sombra en primavera y verano y donde más se mortifica a estos con podas abusivas, alcorques ridículos y otros daños. Parece que los sevillanos no quieren a sus árboles, es como si no fueran conscientes de su extraordinario valor. Recordé a Alberto García Camarasa, conocido por todos los que estamos en este mundo de la jardinería y el medioambiente.  Él era único transmitiendo el respeto a las plantas, su valor, sus necesidades, trataba a los árboles como lo que son, seres vivos que nos aportan oxígeno, armonía, tranquilidad. De él aprendí hace mucho tiempo a ver cosas en las plantas que antes no veía, a saber cuidarlas, a respetar, a tolerar y a amar. Normalmente en este mundo caótico estamos acostumbrados a utilizar las cosas para conseguir nuestros fines, nuestros proyectos nos olvidamos que estamos utilizando a seres vivos sin ningún tipo de respeto, como si fueran objetos. Nada que no esté hecho con un estudio profundo y con amor sale bien ni perdura.

Ha habido una época de crecimiento urbano en donde se han hecho demasiadas cosas deprisa, se han cometido errores. No voy a analizar nada de esto, ya es pasado, pero debemos saber dónde estamos, conservar y mejorar lo que tenemos, habiendo aprendido de los errores y sobretodo consiguiendo que se valore el gran patrimonio vegetal de nuestras ciudades. Con eso ya es bastante.